En una pequeña ciudad, al sur de Francia, vivía Geraldine, una hermosa niña huérfana desde hacía 4 años, el mismo tiempo que nadie le llamaba "Gini". De repente, el calor de una mano sobre su hombro, la sorprendió y se asustó.
¿ Qué?,¿Cómo dice?, ¿ Por qué me llama usted así? -preguntó la niña-, y la anciana le contestó:
¿Recuerdas la melodía que escuchaste hace un instante?
La niña con los ojos humedecidos contestó : sí, claro.
Querida niña,-continúo la anciana- escucha con atención y no temas. Esta tarde, al contemplar el hermoso cielo que nos cobija, algo hizo que tocara ese viejo y olvidado piano que ves frente a ti. Era un susurro desconocido para mí, pero muy tierno y cálido, una voz que viajaba en el aire, deseosa de ser escuchada. Una dulce voz que repetía incesantemente un nombre querida niña, tu nombre: Gini














